La devoción a Nuestra Señora de la Consolata nació en Turín (Italia) en los primeros siglos del cristianismo. Cuenta la tradición que fue San Eusebio desterrado a Palestina por el emperador Constancio, en el año 354 quien al regresar, le trajo a su amigo San Máximo, una imagen de la Virgen María que según se decía había pintado San Lucas. Máximo colocó el cuadro en una capilla, al lado de una iglesia dedicada a San Andrés, y así, el pueblo de Turín comenzó a venerar a la Virgen María bajo el título de Consoladora que, en la expresión popular devino en Consolata.
SE PIERDE EL CUADRO
Los obispos de Turín confiaron la imagen de la Consolata a los Padres Benedictinos en el año 840, dos acontecimientos contribuyeron a su desaparición. Primero, hubo que esconderla, debido a la persecución y destrucción de imágenes por parte de los iconoclastas. Una guerra, que destruyó el templo de San Andrés y la capilla donde estaba, sepultándola bajo los escombros y en el olvido.
UNA NUEVA CAPILLA
Pero permaneció viva en la memoria de sus fieles. Y muchos años más tarde, Arduino, por un tiempo rey de Italia, erigió una capilla para la Virgen Consolota, en agradecimiento a una curación milagrosa y respondiendo al pedido que la misma Señora le había expresado en una visión. Pero también esta capilla fue destruida y la imagen desapareció por segunda vez.
EL CIEGO DE BRIANCON
En el año 1104, la Virgen se le apareció a un ciego en Briançon, Francia. Era Jean Ravais (o Ravache), a quien le prometió devolverle la vista cuando llegara al lugar que Ella le indicaría, y donde encontraría la imagen perdida. Jean Ravais así lo hizo y luego de un largo viaje llegó a Turín. El lugar indicado por la Virgen era la torre de una Iglesia destruida. El 20 de junio, en presencia del obispo, sus sacerdotes yel pueblo, comenzaron las excavaciones. V la imagen perdida apareció debajo de las ruinas. Fue el obispo quien la sacó de entre los escombros y la expuso a la vista de todo el pueblo allí congregado, exclamado: «¡Ruega por nosotros, Virgen Consoladora!», A lo que la gente respondió: «Intercede por tu pueblo» y en ese momento, Jean Ravais recobró la vista.
DÍA DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONSOLATA
Desde aquel día, el 20 de junio se celebra el día de la Virgen Consolata. Poco a poco el pueblo turinés le construyó a su Patrona un santuario maravilloso, lleno de devoción y de arte que a lo largo de siglos reunió a sus hijos para encontrar consuelo y fuerza en los momentos de mayor dolor. El P. José Allamano, rector del santuario de la Consolata en Turín.